domingo, 3 de julio de 2011

Cachuela La hidroeléctrica sobre el río Beni generará empleos pero alterará la vida de una población

La hidroeléctrica sobre el río Beni generará empleos pero alterará la vida de una población y TENDRÁ UN IMPACTO AMBIENTAL QUE AÚN NO HA SIDO DEBIDAMENTE ESTUDIADO. QUIENES VIVEN CERCA DE LAS REPRESAS DICEN QUE TRAEN problemas laborales, prostitución infantil, aumento de las enfermedades y desplazamiento de comunidades indígenas

Si usted fuera cachueleño, estaría harto del abandono de su pueblo, reducido a 1.600 habitantes que aún añoran la época de gloria de la goma. Ni una señal telefónica decente había en esta población hasta hace unos meses, y eso que en 1920 tuvo el hospital más moderno de Latinoamérica. Se entiende que la subalcaldesa Shirley Martínez diga que “Cachuela le ha dado mucho al país”. La palabra ‘futuro’, el sueño de más empleos y desarrollo está ligado a otra palabra: hidroeléctrica. Esa obra tiene la dimensión de un sueño. O de una pesadilla. Eso fue lo que se discutió durante dos días en un seminario internacional realizado hace dos semanas en Cochabamba. Fue organizado por el Centro de Estudios Aplicados a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales. (Ceadesc). Llegaron expertos de Perú y Brasil, que se sumaron a los de Bolivia para analizar todos los aspectos de este ‘megaproyecto’ que empezó a andar a paso firme el 27 de agosto de 2008. Ese día se firmó el contrato con la consultora Tecsult de Canadá. Se hizo en Cachuela Esperanza. La población no ocultaba la satisfacción de tener en ese lugar al presidente Evo Morales, el primero en visitar la zona.

Se trata de un ‘megaproyecto’ de $us 2.500 millones. El dinero no parece ser un problema, puesto que entre las posibilidades de financiamiento está el segundo banco más grande del mundo, el Bndes, según el experto Henjkan Laats, director de la fundación Puente Entre Culturas.

Cachuela Esperanza no es un proyecto aislado. Según Laats, es parte del llamado Complejo Río Madera. El diseño forma parte de un dibujo más grande, llamado Iirsa o Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana. Gustavo Soto, investigador del Centro de Estudios Aplicados a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, narró el origen de estos proyectos; recuerda que el Iirsa nació el 30 de agosto de 2000, en la primera cumbre de presidentes. Doce países acordaron construir proyectos para la ‘inserción subcontinental’. Las obras abarcan transporte, energía y comunicaciones, por $us 69.000 millones. Se han terminado 51 de estos proyectos y hay en ejecución 189. En ellos se invertirán $us 38.000 millones, además de los 103 proyectos en estudio, que costarán $us 17.000 millones. Toda Sudamérica está contemplada en los llamados ejes de desarrollo. Está el eje Andino, eje Escudo Guianés, eje Interoceánico central, eje Perú-Brasil-Bolivia (ver www.iirsa.org). Ahí está ubicado el llamado complejo Río Madera. La carretera bioceánica Brasil-Perú y el tramo del ferrocarril Uyuni-Santa Cruz forman parte de Iirsa. Este gran proceso en la Amazonia abarca Brasil, Bolivia, Colombia, Perú, Venezuela, Ecuador, Guayana Francesa y Surinam. Es una población de 33 millones de habitantes. Hay 1,6 millones de indígenas en 370 pueblos. Los proyectos Iirsa son ‘vendidos’ con frecuencia como ofertas electorales. En 2002 se mencionaba la gran carretera Paz Estenssoro (que conectará Pando con Tarija) como parte de la oferta electoral. Para Soto, se trata de una integración subordinada a Brasil, que oculta su carácter procapitalista y a su vez, una subordinación a mercados emergentes como China e India.

¿UN ENGRANAJE MÁS?

El complejo Río Madera incluye las represas Santo Antonio y Jirau en territorio brasileño, la represa Ribeirao (proyecto binacional entre Bolivia y Brasil) y Cachuela Esperanza. Brasil empezó la construcción de Santo Antonio y Jirau sin preguntar a nadie, pese a que se trata de un proyecto conjunto. Bolivia tuvo que reclamar repetidas veces que se tome en cuenta el impacto de esas represas en su territorio. Ambas ya están en ejecución y sus estudios de impacto ambiental no consideran los efectos en el marco del Iirsa y ‘descuidan’ la afectación a cuatro estados brasileños, además de tierras indígenas. No en vano, una de las constructoras de Jirau, la francesa GDF Suez, es considerada una de las empresas más irresponsables del mundo. Ya hubo consecuencias. Murieron peces (11 toneladas) en 2008, hay gente que no quiere trasladarse y la malaria ha aumentado en un 200%. La criminalidad y la prostitución en Santo Antonio también se incrementaron. La experiencia en otras represas indica que aumentan el dengue, las parasitosis y las posibilidades de contaminación de peces con el mercurio que se deposita en los sedimentos.

LA PLATITA NO ES PROBLEMA

No hay datos precisos, pero en mayo de 2009 se estimó que 15 pueblos ribereños de Bolivia serán afectados por Cachuela Esperanza. No hay un estudio claro que indique lo que sucederá con especies endémicas y en peligro como el manicillo beniano, la chirimoya de pelos sedosos, el cayú de hoja blanca, el cayú del norte o el chocolatillo de gajo. El pacú y el dorado, especies migratorias e importantes para Bolivia y Brasil no se mencionan en ninguna parte de los estudios hasta ahora conocidos. Tampoco las especies de mamíferos de la zona. El investigador brasileño Guilherme Carvalho vive a 70 kilómetros de una de estas represas y afirma que los pescados que come son los que desovan en Bolivia. “Son peces que migran 3.700 kilómetros. Los compro en las ferias públicas en mi ciudad. El estudio no analiza nada de eso, sólo el área próxima a la represa. El estudio de impacto ambiental es un instrumento fallido”, asegura. Carvalho es un profundo conocedor de uno de los instrumentos de financiamiento más poderosos del mundo. Se trata del Bndes, el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social. Después del Banco de China, el más grande del mundo, está el Bndes. Es cuatro veces más grande que el Banco Mundial, el BID y la CAF juntos. Sólo el año pasado desembolsó $us 100.000 millones en hidroeléctricas, empresas mineras, plantas de celulosa y en el sector automovilístico.

Recientemente, Brasil cambió su legislación para que sus empresas públicas puedan actuar en países vecinos. Ejemplo: Electrobras está involucrada en la construcción de 15 hidroeléctricas en Perú. El Bndes es el brazo operativo para que los países vecinos de Brasil integren su infraestructura para ser más competitivo.” Por eso Bndes otorga créditos a empresas brasileñas para que se conviertan en transnacionales. Un ejemplo de la penetración de empresas apoyadas por el Bndes es lo sucedido en Argentina. Hace dos años, Brasil tenía cien empresas en ese país. Cristina Kirchner levantó las barreras para la instalación de empresas brasileñas y hoy existen 270 empresas brasileñas en territorio argentino. “Estamos en un proceso de cesión territorial al gran capital. Por eso hay reordenamiento de territorios. Las actividades productivas desarrolladas por las comunidades locales tienden a desaparecer. Así, los conflictos se diseminan en la Amazonia”, explica. Esos conflictos se refieren a falta de cumplimiento de las leyes laborales, al punto de que se habla de trabajo esclavo. “Se cumplían sesenta horas de trabajo, cuando la ley dice 44”, informa. Además, hubo un aumento de los homicidios dolosos entre 2008 y 2010 y un incremento de 18% a la explotación sexual de menores. Los estupros aumentaron un 208% desde que empezó la construcción de las hidroeléctricas y se instaló un prostíbulo al que los trabajadores de la planta asistían presentando una tarjeta en la que se marcaban los servicios.

Por estos motivos, el diputado de la zona, Juan Carlos Ojopi, ha pedido constantemente informes al Gobierno. Ha recibido información, pero advierte de que “este megaproyecto requiere de megatalleres. Brasil y Perú ya nos mostraron lo que pasa”.

LAS OPCIONES

Con casi 1.000 megavatios, la energía que producirá Cachuela Esperanza equivale al 80% de lo que actualmente produce Bolivia. Somos un país que consume muy poca energía. Además de eso, la Tarifa Dignidad, que rebaja un 25% de la factura a quienes necesitan menos de 70 kilovatios al mes. Estas cifras, brindadas por el economista e ingeniero eléctrico Enrique Gómez, indican además de que en el área rural se consume 20 kilovatios al mes. “Se dice que la gente enciende el foco para buscar fósforos y encender la vela”, comenta el especialista. Con esos números, las generadoras no son rentables. Vender a Brasil, donde se paga $us 19 por kilovatio/hora parece más atractivo que cobrar al consumidor boliviano, que paga $us 6,73 por kilovatio/hora. Claro, tenemos la subvención del diésel y un gas barato. Pero señala un punto preocupante: en el oriente, el costo de generación de energía con diésel subvencionado es de $us 50 por megavatio/hora; la energía de Cachuela Esperanza costará $us 100.

El ex gerente de la Empresa Nacional de Electricidad (ENDE) se extraña de que el Gobierno vetara un proyecto para generar energía en Cobija a partir de la cáscara de castaña. Holanda subvencionaba una parte del proyecto y ENDE sólo invertiría $us 200.000. “Al subir Evo, vetó la idea porque querían proyectos faraónicos. Si fracasaba, perdíamos 200.000 dólares, pero si tenía éxito, podíamos reproducir la idea en diferentes poblaciones”, asegura. En Beni se habló de construir pequeñas hidroeléctricas, pero no hay voluntad política. “A quien se anima a invertir en pequeñas centrales, le dan un trato discriminatorio. San Joaquín, en el Chapare, no puede vender a otros. En otros países, las centrales eólicas tienen un tratamiento preferencial, pero en Bolivia no”, protesta.

Entre las opciones sugeridas está una versión más pequeña de Cachuela Esperanza, que generaría 30 megavatios (no 1.000 como ahora se pretende). “Se atendería así la pequeña demanda del norte boliviano: seis megavatios Riberalta, ocho Guayaramerín. También están los biodigestores (que producen energía gracias a la quema del metano) y el uso de la cáscara de castaña, cuya reserva alcanza para 20 años.

Todo está claro para Vanessa Cueto, vicepresidenta de la ONG Derecho, Ambiente y Recursos Naturales (DAR), que trabaja en Perú. DAR está haciendo seguimiento a cinco centrales que se están construyendo en la Amazonia peruana. Una de ellas es Inambari y otra, Pakitzapango. Forman parte de las cinco que están proyectadas para vender energía a Brasil. El acuerdo se firmó en junio del año pasado entre las cancillerías de ambos países. Se fijará la cantidad de electricidad que se venderá al coloso latinoamericano y esa cifra no podrá variar en 30 años, aunque la demanda peruana de energía aumente. Estos proyectos obligarán a desplazarse a 7.000 personas, se perderán 90 millones de hectáreas de bosques y los 3.000 kilómetros de líneas de transmisión generarán un área deforestada de 6.000 hectáreas.

LAS EXPLICACIONES

Víctor Van Oeyen, asesor de comunicación del Ceadesc, dice que es llamativo el silencio que el Gobierno guarda en el tema Cachuela Esperanza. Los efectos de los que no se habla fueron simulados por expertos de Cipca (Centro de Investigación y Promoción del Campesinado), que determinaron una afectación por el embalse de 600 km2, mientras que el estudio de Tecsult dice que serán 280. Se llega a afectar a 50 comunidades, poblaciones intermedias y ciudades, incluso Riberalta, que tiene 100.000 personas. “En años anteriores Riberalta ya fue afectada, y los estudios brasileños no contabilizaron superficies que siempre se inundan”, afirmaron Roberto Menchaca y Marcos Nordgren. Según los investigadores, la superficie afectada será de 15,8 millones de hectáreas, lo que involucrará a 436 comunidades y 330.000 habitantes. “Estamos hablando de una superficie adicional igual al departamento de Cochabamba”, asegura. Walter Justiniano, investigador independiente del Ministerio de Medio Ambiente y Aguas y fogoso crítico de la represa, señala que Tecsult afirmó, en su informe, que no es viable proveer de energía a Cobija, la capital del departamento en el que estará la hidroeléctrica. El motivo: los 500 kilómetros que la separan de Cachuela requieren de una inversión millonaria en el sistema de transporte.

Dos ingenieros de ENDE dieron algunas respuestas. Marco Escóbar (jefe del departamento de Hidráulica) y Aldo Delgadillo, supervisor del proyecto Cachuela Esperanza, explicaron que aunque Tecsult dice que no es viable otorgar energía a Cobija, la posición de ENDE es diferente. Esa declaración fue, en parte, tranquilizadora, sin embargo, en los temas ambientales tuvieron poco que decir. Se limitaron a explicar que el embalse “es agua, por lo tanto, es vida”. Destacaron los heroicos trabajos para completar la cartografía en la región y defendieron el proyecto, indicando que responde a una visión de largo plazo. Sin embargo, esa visión esconde, según un investigador brasileño, la intención de penetrar en territorio boliviano y extraer riquezas como la madera.

¿Nos beneficia?, es una de las preguntas que se formulan los especialistas. Los investigadores dicen que el gran beneficiado será Brasil y la gran endeudada, Bolivia.

«Brasil no necesita de esta hidroeléctrica»



ww Guilherme Carvalho

(Federación de Organizaciones para Asistencia Socia y Educaciona) y Arnaldo Campos (organizador del Foro Panamazónico)




ww Arnaldo, el Foro Pan Amazónico es parte del Foro Social Mundial. ¿De qué manera está trabajando para mitigar el efecto de las represas?


- Las organizaciones están influyendo a los vecinos panamazónicos. Tienen ya un consejo internacional. Perú, Ecuador, Venezuela y Bolivia, forman parte. Es un cuadro muy diverso. Hay organizaciones indígenas y urbanas. El Foro empezó en 2002 en Belém.El sexto se realizará en Cobija.

ww Ghilherme:?¿Se debe dejar de construir las hidroeléctricas?

- Cada país debe buscar su propia solución. En el caso de Brasil, no necesitamos que hidroeléctricas como Velho Monte, Santo Antonio y Jirau sean construidas. Tenemos energía suficiente para atender tanto a la economía nacional como la demanda de residencias y de otro tipo.

ww ¿Cómo se explica que no la necesiten?

- Tenemos un conjunto de acciones que podemos hacer para generar más energía sin necesidad de construir hidroeléctricas. Está la utilización de bagazo de caña, energía eólica con un potencial en megavatios mayor que el generado por Santo Antonio y Jirau. Está la posibilidad de modernizar las usinas antiguas para que produzcan más energía. Tenemos condiciones de modernizar el sistema de distribución de energía eléctrica. Si se realiza este conjunto de acciones, más allá de acciones de educación y eficiencia energética, Brasil tenga energía suficiente para los próximos años.

ww ¿Qué diría de las que se harán en Bolivia?

- Los bolivianos tienen que analizarlo. Creo que, por lo s datos que tenemos, no hay necesidad de una hidroeléctrica tan grande para generar energía que beneficie al pueblo boliviano. Bolivia tiene que decidir si quiere endeudarse con tanto dinero para beneficiar a Brasil. Además, si se moderniza la distribución, se ahorraría hasta un 18% de energía, que ahora se pierde. En Japón no se pierde tanto. Se pierde un 1% en el transporte de electricidad.

ww ¿Por qué no se consideran esas opciones que menciona en Brasil?¿No hay todavía la suficiente discusión en la opinión pública?


- Hay muchos factores. Primero, las empresas que construyen las represas tienen una apuesta muy grande en el Congreso Nacional. Desde antes de este gobierno. Ellas interfieren en la elaboración del presupuesto nacional, por ejemplo. Financian las campañas electorales de casi todos los partidos en Brasil. Por otro lado, los grandes proyectos de infraestructura sirven como una catapulta para la internacionalización de estas empresas. Así se asegura capital suficiente para que puedan entrar en los mercados de países vecinos, de África y de otros países. Estos grandes proyectos de infraestructura se abren para capitalizar a estas empresas.


- El Gobierno lo sabe...


- El Gobierno conoce todas estas propuestas. Pero no hay voluntad política para implementar estas acciones.

ww Ante este panorama, ¿es usted pesimista u optimista?¿Se podrá cambiar algo?

- Creo que necesitamos de victorias locales para poder tener más fuerza en nuestras movilizaciones. En Brasil estamos reconstruyendo un campo político que fue profundamente dividido durante el gobierno de Lula. Estamos en una situación de resistencia, muy delicada. Hay organizaciones que reconocen que esta situación no puede continuar. En los próximos años habrá una movilización muy grande nuevamente.


- Arnaldo, ¿qué victorias iniciales se pueden mencionar?


- Acabamos de recibir la noticia acerca de una represa en Chile. También sabemos que en Inambari, uno de los símbolos de Iirsa, porque tiene financiamiento de Bndes, está provisoriamente detenida. Eso ha sido fruto de movilizaciones. En Brasil nuestra batalla central consiste hoy en detener la construcción de la represa de Velho Monte. Es otro ejemplo típico: es cara y producirá poca energía pero con una capacidad de afectación a los pueblos indígenas y de deforestación muy grande. Esas batallas tenemos que vencerlas para ir más adelante. Debemos reconstruir este programa. Las fuerzas sociales deben reconstruir su horizonte programático. Ya no queremos más el futuro del desarrollismo, comandado por la quimera del progreso.

Queremos que las ideas del bien vivir tengan un papel central.

Vanessa Cueto
DAR-Perú

No hay en Perú una planificación energética nacional. Hay confusión entre integración y crecimiento de la inversión. El Estado ha tomado las hidroeléctricas como si fueran inversión. Hay 20 centrales en el río Marañón. Nos estamos relacionando con la octava economía del mundo, con un PIB de 1,6 millones de dólares y no sabemos cuál es el rol de Perú en la estrategia de integración regional sudamericana. No conocemos las ventajas y desventajas de esta integración. Además, hay en Perú una debilidad institucional para negociar.

Manuel Dosapey
Recursos Naturales. Cidob

Los proyectos son buenos para el desarrollo, pero deben ser consultados. Debemos ser partícipes en el estudio para realizar luego un seguimiento transparente. No se debe afectar los intereses y los derechos de los pueblos indígenas. Vamos a presentar esta información a través de los técnicos y la elevaremos al directorio para tomar una decisión y asumir una posición clara.



Shirley Martínez
Subalcaldesa de Cachuela Esperanza

Estoy confundida. Hay expectativas por la represa en la población de Cachuela, pero en este taller me estoy llevando sorpresas. No lo esperaba. Por ejemplo, en el tema de las inundaciones. Sí va causar un impacto, pero ojalá que no sea muy destructivo. En Cachuela necesitamos sobrevivir. Es un pueblo histórico que fue bastión de la economía boliviana, pero no nos quedan más que ruinas. Somos una subalcaldía, ni siquiera somos una alcaldía. No hemos pensado en una alternativa económica si no se hace la hidroeléctrica.



Marina Movo
Comunicadora. Mojeña-Trinitaria

Diría que hay mucha gente que sabe que se hará la represa, y muchos están de acuerdo, porque creen que habrá un beneficio para la región. Eso es lo que se dice de parte del Estado. Por otro lado, algunos no están de acuerdo. Los pueblos indígenas, según nuestras entrevistas, están de acuerdo. En varias comunidades saben o han escuchado, por experiencia de otras, de que se destruirá su hábitat y que cambiará su estilo de vida.



Víctor Van Oeyen
Asesor Ceadesc

No entiendo la incoherencia entre lo que dice y lo que hace el Gobierno. Hay un discurso de respetar a la Madre Tierra y a los indígenas, de escuchar al pueblo, y por otro lado, hay proyectos que al parecer no cuadran con eso. Eso me motiva a aclarar lo que pasa. Estamos logrando un acercamiento con ENDE y otros actores. Hemos logrado articular a los periodistas y a los investigadores. Vamos a investigar los impactos de las represas en los derechos humanos. Varios de ellos están en riesgo. Seguiremos haciendo que la información fluya.

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