domingo, 8 de abril de 2012

La manufactura consume el 31% de la energía en el mundo

“La manufactura es el principal consumidor de energía a nivel mundial y constituye aproximadamente el 31% del consumo mundial total de energía desde comienzos de la década de 1990”, afirma la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI).

En su último informe, la ONUDI señala que “en los países en desarrollo la demanda de energía de la manufactura aumentó mucho más rápidamente y sigue siendo el principal usuario de energía”, pero al mismo tiempo aclara que el cambio tecnológico ayudó a reducir la intensidad energética en el periodo 1995-2008.

En el Informe sobre el Desarrollo Industrial 2011 de la ONUDI, el director General, Kandeh K. Yumkella, afirma que “aumentar la eficiencia energética industrial es una de las vías más prometedoras para el desarrollo industrial sostenible a nivel mundial, en particular en los países en desarrollo”, donde “la industria sigue siendo uno de los sectores de mayor intensidad energética; su proporción en el consumo mundial de energía es mayor que su contribución al Producto Interno Bruto (PIB) mundial”.

Yumkella precisa que los procesos industriales tienen un potencial de eficiencia técnica del 25% al 30%. “Esto significa que la adopción de las mejores tecnologías disponibles y de las prácticas empresariales y de ingeniería conexa podrían con el tiempo disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y luchar contra el cambio climático, así como reducir otros contaminantes”.

Por tanto, “los ahorros de energía podrían reorientarse a satisfacer las necesidades sociales de acceso a la energía, un problema particularmente acuciante en países en desarrollo, y ayudar a las empresas a mejorar sus resultados netos”, indica.

En el caso de los países desarrollados, el informe muestra que el consumo de energía en la manufactura (24%) es menor con relación al transporte (19%). La tendencia cambia en el uso de energía industrial.

“El crecimiento del uso de la energía en la manufactura habría sido mayor de no ser por reducciones en la intensidad energética industrial, es decir, el coeficiente entre la cantidad de energía usada para generar una unidad de producto (tradicionalmente medida como $us 1.000 de valor agregado manufacturero)”, precisa.

Entre 1995-2008, esas reducciones fueron mayores en las economías en desarrollo que en las desarrolladas. La ONUDI explica que el cambio estructural fue el principal impulsor de las reducciones en las economías desarrolladas y en las economías en desarrollo de ingresos altos, debido a la transición desde industrias de alta intensidad energética hacia industrias de alta tecnología”.

Inversión. En el caso de Bolivia, las grandes empresas dedicadas a la manufactura de medicamentos, textiles y alimentos orgánicos han invertido en los últimos años en maquinaria y tecnología que les permita ser más eficientes en el uso de energía, agua y otros insumos. El objetivo es que el precio final de su producto pueda ser competitivo en los mercados internacionales.

El Centro de Promoción de Tecnologías Sostenibles (CPTS), en Bolivia, trabaja desde 1995 en la promoción del concepto y las prácticas de Producción Más Limpia (PML) en los sectores productivos y de servicios de la economía boliviana. Uno de sus principales logros es el desarrollo de tecnologías más limpias para el beneficiado de quinua criolla y quinua real.

Sin embargo, la ONUDI advierte que en los países en desarrollo puede haber barreras para seguir en este camino por “las condiciones institucionales, económicas y técnicas”. Además, afirma que “cuando el abastecimiento de energía es irregular, la eficiencia suele pasar a segundo plano con relación en la disponibilidad. Las empresas pequeñas y medianas son las que hacen frente a los mayores obstáculos al logro de mejoras de la eficiencia energética”.

Leyes y regulaciones y acuerdos negociados de eficiencia energética son herramientas que ONUDI destaca como principales para mejorar la eficiencia energética industrial.

Bolivia en un ranking

En la clasificación de la ONUDI, según el Indice de Rendimiento Industrial Competitivo, de la ONUDI, Bolivia ocupaba el lugar 111, en 2005; bajó al 107 en 2009; entre 118 países.
Este índice evalúa el de-sempeño industrial con indicadores de la capacidad de una economía de producir y exportar manufacturas de forma competitiva.

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