lunes, 4 de febrero de 2013

Especialistas ven difícil la exportación de energía

Una débil demanda interna, pero aún no satisfecha, y la falta de acuerdos de "integración energética" entre los países vecinos, que garanticen un mercado externo seguro, hacen prever que Bolivia no podrá llegar al anhelado anuncio que hizo hace pocos días el presidente Evo Morales en su afán de que el 2025 estaríamos en condiciones de producir 6 mil megavatios de energía eléctrica y de ellos exportar el 50%, dicen los analistas y expertos en este tema.
El jefe de Estado aseguró que el Ministerio de Hidrocarburos y Energía y la Empresa Nacional de Electricidad (ENDE) están encarando numerosos proyectos para alcanzar esa meta, que forma parte de las tareas pensadas para celebrar el Bicentenario de Bolivia.
"Ya tengo recomendaciones del sector energético del gabinete, a la cabeza del ministro de Hidrocarburos y Energía y todo su equipo, incluido ENDE, para poder llegar al 2025 con una producción de 6.000 megavatios (MW)", precisaba el mandatario.
De acuerdo a los datos proporcionados por el Gobierno nacional, la producción al momento llega a 1.200 megavatios, cuyo consumo aún es inferior a 1.150 MW, pese a que en estos días de intenso calor en el caso de Santa Cruz ha incrementado notoriamente hasta un 574 MW por hora. La estrategia del Gobierno boliviano es construir hidroeléctricas y termoeléctricas, además de proyectos de energía alternativa, como la eólica, para aumentar sus reservas de electricidad.

En un análisis fáctico. Para Álvaro Ríos, exministro de Hidrocarburos y Energía, hay certeza de que nuestro país puede ser considerado en este momento como uno de los potenciales generadores de energía, cuya condición geográfica y recursos hídricos con que cuenta permitirían incrementar la producción de electricidad no solo para el mercado interno, sino para las exportaciones, a través de la instalación de termoeléctricas.

"Indudablemente hay una posibilidad enorme para producir energía vía instalación de plantas hidroeléctricas. Pero previamente hay que tomar varios pasos a seguir necesariamente. Antes de pensar en una producción mayor de energía se tiene que seguir ciertos procesos de producción de energía. Hay que asegurar primero el mercado, y el más cercano es Brasil", aseguró Ríos.

En cambio, en tono más escéptico, Francesco Zaratti, físico y experto en temas energéticos, señala que esa potencialidad cierta del país se ve contrastada con las políticas públicas del Gobierno, que hacen que "esa meta sea una quimera".

"Condiciones tenemos, pero se trata de proyectos complejos, desde el punto de vista financiero y medioambiental. En particular, ningún proyecto hidroeléctrico (peor si son de energías alternativas) es factible en Bolivia mientras exista el subsidio al gas natural que compran las termoeléctricas", enfatizó.

Un sueño paradójico. Algunos estudios señalan que a Bolivia le bastaría instalar tres gigantes hidroeléctricas, cuya dimensión o influencia en cuanto a la distribución y aprovechamiento de energía implique satisfacer un área de al menos mil kilómetros a la redonda. Uno en el norte La Paz, otro en Santa Cruz y finalmente en el sur de Tarija, con lo cual, al ser Bolivia un centro estratégico y geográfico, le permitiría exportar energía a los países vecinos.

Ante esos criterios, Zaratti señala enfáticamente que no es cuestión de número, sino de capacidad de producción. Actualmente llegamos apenas a 1.200 MW. Triplicar ese monto es un desafío mayúsculo que no puede estar únicamente en manos del Estado (ENDE). Pero nada alienta las inversiones en energía hidroeléctrica.

"Antes de soñar con exportar energía eléctrica deberíamos preocuparnos de satisfacer, con una reserva importante, las necesidades del mercado interno y desarrollar fuentes alternativas de energía", precisó Zaratti.

Para Ríos, hechas estas consideraciones, el anuncio del presidente Morales no pasaría de ser un discurso político si acaso no se toma en cuenta los pasos estratégicos a seguir en los años posteriores. Afirma que no vale la pena pensar en una producción mayor si no se tiene claro el mercado a exportar y, además de ello, si no se ha satisfecho de manera óptima la demanda interna del país.
"Por el momento, producir seis mil megavatios de energía puede ser alentador, pero el país no tiene esa demanda. Hay que empezar haciendo pequeños proyectos. Bolivia no está preparada al igual que China, que en esos términos ha desarrollado inmensas hidroeléctricas. Hay que dedicar el 15% de producción para el mercado interno, ¿y el resto a quién se lo vamos ha vender? Esa es la gran pregunta. Yo creo que es más una declaración de tipo político", señaló.

Nuestra debilidad. La mayor debilidad del Gobierno actual, según los analistas, sigue siendo la seguridad jurídica a las inversiones, más aún cuando se quiere producir con mayores volúmenes de energía y exportar. El mismo presidente del Estado señaló en más de una oportunidad en Bolivia, a la hora de encarar proyectos grandes, que no había empresa nacional con capacidad de invertir y adjudicarse obras de gran magnitud.

Ante esa afirmación del mandatario, Humberto Vacaflor, periodista y analista de temas económicos, calificó como una gran paradoja la iniciativa gubernamental, dado que la única vía para atraer inversiones para producir energía a gran escala y con alto costo para el país es atrayendo inversión extranjera, la misma que no goza con las condiciones favorables para desarrollar su actividad, pese a que el país pasa momentos de bonanza "que hacen soñar a cualquiera".
"Como objetivo lejano está bien, pero en la práctica me parece una actitud alocada estos anuncios del presidente. Es que no se puede hacer estas previsiones cuando el país aún no ha sido satisfecho completamente ni con el servicio de energía eléctrica y menos con el abastecimiento. En estos momentos en Tarija estamos viviendo horas de apagón. Nadie sabe cómo o porqué suceden estas cosas", señaló.

Vacaflor señala que para pensar en una exportación el país debería tener diariamente un excedente del 10% sobre le demanda. Al momento, según sus propios datos, no supera ni el 1%, por lo que constantemente se registran dificultades en el abastecimiento de energía eléctrica. "Hay un notorio déficit en las ciudades y en el campo peor. El país aún no está siendo articulado", argumentó.

'Rositas', el más cercano. Según la Empresa Nacional de Electricidad (ENDE), el proyecto más visible, pese a ser una demanda añeja de hace más de tres décadas, es la Central Hidroeléctrica Rositas. Se constituye en el componente de generación eléctrica del Proyecto Múltiple Río Grande-Rositas, el cual consiste en el represamiento de las aguas del río Grande, cerca de su confluencia con el río Rositas en la región de Abapó, provincia Cordillera del departamento de Santa Cruz.

Luego de que la empresa Hydrochina de Asia culminara el estudio de factibilidad, dicho objetivo quedó en statu quo a falta del financiamiento de la obra. Su materialización demandará seis años, una inversión de 1.500 millones de dólares y un volumen en primera instancia de 600 megavatios.

En su momento, Juan José Sosa, ministro de Hidrocarburos y Energía, había hecho conocer que una vez hecha la represa e instalada la tecnología hidroeléctrica, el afluente tendría la capacidad de generar al menos 3.000 megavatios de energía, incrementando la mitad del soñado objetivo al 2015.

'Esos objetivos no son inalcanzables. Son viables. El problema está en los métodos de gestión, orden institucional y técnica. No hay en el Gobierno'.

Roberto La Serna
Analista Económico

'Es como en la vida, siempre hay que trazarse metas. Esperamos que esos anuncios se hagan realidad. No queda mucho tiempo. Hay que hacerlo ya con Rositas'.

Carlos Rojas
Presidente ingenio Guabirá

'Para llegar a ese objetivo, primero hay que priorizar el proyecto Rositas. El Estado debe agendarla y garantizar los recursos para su inversión'.

Gabriel Dabdoub
Presidente Empresarios Privados Santa Cruz

Punto de vista

Todo dependerá de las inversiones que se destinen'
Bernardo Prado
Analista Económico


Definitivamente, el potencial que Bolivia posee para la generación de energía eléctrica no es ningún secreto, el reto está en acompañar ese potencial con políticas adecuadas y una gestión técnica eficiente. Todo dependerá de las inversiones que se destinen para ese fin y del marco legal en el que se ejecuten las mismas. Decirlo es más fácil que hacerlo. Cumplir ese objetivo es difícil, pero no imposible.

Dado el potencial que Bolivia posee considero que no es exagerado decir que podríamos estar en condiciones de exportar energía eléctrica en el mediano plazo. El reto está en hacer que esas intenciones se concreten. Ahora no solo Brasil podría requerir nuestra energía, el norte de Argentina y la minería en el norte de Chile también podrían jugar un rol importante en la demanda de energía eléctrica boliviana.

Si los proyectos se ejecutan en estricto cumplimiento de la normativa medioambiental no debería generarse un impacto ambiental negativo. Se deberá tener mucho cuidado en el fondo y la forma en la que se vayan a ejecutar los mismos. Y Rositas viene enfrentando una serie de problemas, el Gobierno debe avalar el estudio de factibilidad del proyecto y su financiamiento.

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