martes, 18 de marzo de 2014

Un total de 366 proyectos hidroeléctricos se desarrollan en los ochos países de la Amazonia

Un total de 366 proyectos hidroeléctricos ya planificados, varios de ellos en operaciòn, otros en construcción o inventariados, se desarrollan en los ocho países de la Amazonia, de los cuales 210 proyectos se encuentran en el Brasil, 77 en Perú, 54 en Ecuador, 14 en Bolvia, seis en Venezuela, tres en las Guyanas y uno en Surinam.

Según un informe elaborado por la Iniciativa para la Conservación en la Amazonía Andina, tales proyectos hidroeléctricos se desarrollan en cinco de los seis principales río andinos ributarios del Amazonas, que son el Caquetá, el Madera, Napo, Marañón, Putumayu y Ucayali.

El estudio, elaborado conjuntamente el grupo de Articulación Regional Amazónica y la Red Jurídica Amazónica del Perú, establece dos tipos de impacto ambiental inminente como efecto de la instalación de represas sobre el lecho de dichos ríos:

1.- Impactos río arriba: con la interrupción de las migraciones de peces y flujos de sedimentos, cambio en la velocidad de los ríos.

2.- Impactos río abajo: con el secamiento de trechos, reducción del oxígeno en el agua, falta de inundaciones estacionales. Además, según el informe, dentro los ríos afectados por las represas se produce una concentración de índices de mercurio generando contaminación de peces y de los seres humanos que los consumen. Por otra parte, en algunos ríos con represas estudiadas se ha registrado aumento en la producción de metano (CH4), gas de efecto invernadero generado por la descomposición del material orgánico en el fondo del reservorio.
Carreteras que desvinculan la biodiversidad

Las represas hidroeléctricas figuran junto a la construcción de carreteras entre los grandes proyectos de infraestructura sobre los ríos y bosques amazónicos. El 32% de los proyectos carreteros pertenecen a la llamada IIRSA y cubren 5.404 kilómetros de asfalto. Entre los efectos negativos de las carreteras en la Amazonia que dominarían sobre los aspectos positivos, el informe destaca el incremento de la minería ilegal, mayor degradación de bosques y deforestación por tala ilegal, mayor desplazamiento de mineros ilegales y ocupación ilegal de tierras, trata de personas y tráfico de drogas.
Los venenos de la Minería y el Petróleo

Pero no sólo son los grandes proyectos de infraestructura (hidroeléctricas y carreteras) los causantes de un creciente deterioro ambiental en la Amazonia sudamericana. También lo son los proyectos extractivos de la Minería y la Industria Petrolera.

De acuerdo a los datos del estudio peruano, el 21% de la Amazonia (1,6 millones de kilómetros cuadrados) está cubierto de zonas mineras, el 80% de esas zonas mineras (1,28 millones de kilómetros cuadrados) se hallan en el Brasil. Además, el 19% de las zonas mineras (407 mil kilómetros cuadrados) están dentro de territorios indígenas y el 15% (281 mil kilómetros cuadrados) dentro de áreas protegidas.

En cuanto a los proyectos hidrocarburíferos, éstos cubren el 15% de la Amazonia, es decir un territorio de más de un millón de kilómetros cuadrados; el 80% de los lotes de hidrocarburos (263 de 327 yacimientos) se concentran en los países andino-amazónicos (especialmente Ecuador, Colombia, Venezuela, Perú y Bolivia). El 84% del territorio amazónico en Perú está bajo concesiones petroleras y el 40% en Colombia.
Hacia un desastre territorial y humano

Entre los principales impactos socioambientales de las actividades mineras y petroleras en la Amazonia, se señalan la industrialización forzosa que genera cambios bruscos en los ecosistemas, así como en los modos de vida y problemas de adaptación de las poblaciones afectadas.

Se produce también una acelerada urbanización, cambios en la densidad poblacional por inmigración acelerada, drásticos cambios en los métodos de transporte (de fluvial a carreteras) así como diferentes estructuras de poder político en medio de una forzada reorganización territorial de la Amazonia.

Se ha establecido, según el informe, que como parte de las pérdidas de biodiversidad y degradación forestal, en la década del 2000 al 2010 se produjeron 240.000 kilómetros cuadrados de deforestación, así como la extinción de especies de flora y fauna, destrucción del patrimonio genético y la sustitución de la megabiodiversidad por monocultivos agrícolas.

También se ha detectado, en las áreas mineras y petroleras, un potencial colapso de la función hidrológica por la intervención de los ríos, ocasionando sabanización y pérdida de miles de especies acuáticas.

Los ocho países de la cuenca amazónica abarcan ocho millones de kilómetros cuadrados que representan el 45% del territorio sudamericano; contienen una población de 33 millones de habitantes. El 25% de este territorio es ocupado por pueblos indígenas muchos de los cuales se hallan en aislamiento voluntario o en condición de no contactados. La Amazonia representa el 50% de los bosques tropicales del mundo, sus ríos y lagunas contienen 20% del agua dulce del planeta, donde además habitan 2.500 especies de pece4s, más que en todo el océano Atlántico. Además sus bosques albergan al 25% de las especies de flora y fauna del planeta.

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