martes, 16 de diciembre de 2014

Energía nuclear, más preguntas que respuestas

Ingresar o no en el campo de la energía nuclear, ése es el debate después de los reiterados anuncios del Gobierno en este sentido. Ante ello, han surgido las primeras preguntas por su carácter ambiental. ¿Cómo es posible que mientras muchos países buscan maneras de cerrar sus plantas por su alto riesgo contaminante, Bolivia pretenda incursionar en este proyecto?

Para otros expertos, sin embargo, el problema no es tan así, pues mientras Bolivia se encuentra en esta fase de la reflexión, otros países ya buscan formas de reciclar lo desechado (o enterrado), pues estiman que sólo aprovecharon el 5 por ciento de su potencial. Para el Gobierno, sin embargo, el debate aún es muy anticipado, porque el proyecto aún será definido en unos 20 años con tecnología para ese entonces.

En todo caso, Bolivia aún madura la idea de avanzar en este tipo de energía para incursionar en medicina nuclear y tomar el “control energético”. Aunque el presidente Evo Morales anunció progresivamente desde 2010 de esta intención, aún no se tiene conocimiento cabal del proyecto, menos aún a cuánto asciende la inversión y dónde exactamente estará ubicada la planta.

Cuatro años más tarde se habla de un programa civil de energía nuclear que contará con plantas en el departamento de La Paz (región oeste) y cuya inversión superará los 2.000 millones de dólares hasta 2025.

Las principales objeciones al proyecto además de la inversión a gran escala, es qué hacer con los residuos nucleares, porque se conoce que, además de los desechos, los instrumentos de trabajo y hasta la indumentaria de los científicos están contaminados con radioactividad.

En las plantas nucleares de otros países, estos desechos se convierten en una pasta, que se la neutraliza y se la deja en decaimiento por mucho tiempo (200 años dicen algunos) hasta que pierda la potencia.

Sin embargo, para el físico de la Universidad Técnica Privada Santa Cruz, Roberto Vera, mientras algunos países todavía buscan solucionar el problema de los residuos nucleares, otros, como Francia y Alemania, después de 60 años de incursionar en la era de la energía nuclear, encontraron la manera de “ser amigos del planeta” y recopilan los desechos enterrados.

“En el fondo, lo que están haciendo es adquirir una nueva técnica de restaurar ese material", explica a tiempo de considerar que a futuro tal vez no haya tantos residuos como antes, cuando se los enterraba y botaba, sino que serán reciclados, pues se estima que sólo fueron gastados sólo en cinco por ciento.

Gobierno

Si bien este debate para algunos es primordial, para otros como el director del Instituto Boliviano de Ciencia y Tecnología Nuclear (Ibten), Luis Romero, es analizar en escenarios tecnológicos “tan distantes es un ejercicio innecesario”, pues en Bolivia “todavía se tiene una visión de primera generación de las plantas nucleares”. "En mi criterio son arcaicas y la mayoría ya cumplió su tiempo de vida”.

Según Romero, en Bolivia sí es “factible” instalar un reactor de energía nuclear, aunque ese proceso demorará alrededor de 20 años.

Energía eléctrica

El investigador y docente del laboratorio de Física de la Atmósfera de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), Francesco Zaratti, indica que “no es necesaria, no es conveniente y no es posible” la generación de energía eléctrica nuclear, que es el otro componente del proyecto gubernamental, porque, a su juicio, el país tiene el potencial suficiente para producir energías convencionales o alternativas como para cubrir su demanda interna e incluso para exportar electricidad.

Zaratti señala que otro inconveniente es que este tipo de tecnologías necesita personal especializado, alta tecnología, tiene un costo elevado y necesita una gran cantidad de agua, recurso escaso en el altiplano paceño.Según el Gobierno, otra aplicación de la energía nuclear en el país puede estar dirigida a incrementar la productividad de los suelos y semillas, además de mejorar el tratamiento contra el cáncer. “Puede optimizar la poca agua que pueda existir en un futuro determinado, lo que se hace es irradiar las semillas con el propósito de encontrar variedades particularmente resistentes al estrés generado por las condiciones agroclimatológicas”, explica.

Una consultoría realizada en 2011 estableció que para generar energía nuclear, Bolivia necesita un “ciclotrón”, una herramienta que permite generar radiofármacos empleados en medicina nuclear.

Después se debe instalar un reactor de investigación nuclear, para activar la formación de una “secuencia de recursos humanos”. Otro factor importante es instalar una planta de irradiación “multipropósito”.

APUNTES

• En el mundo existen 439 reactores nucleares, seis de los cuales están en América Latina.

• El primer país en invertir en una planta nuclear fue Argentina , le sigue Brasil y luego México. Existe interés en Chile y Venezuela.

• En Bolivia, la Constitución en el parágrafo I del artículo 344 indica: Se prohíbe la fabricación y uso de armas químicas, biológicas y nucleares en el territorio boliviano.



PLANTEA LA NECESIDAD DE UN REGULADOR NUCLEAR

ONU garantiza que tecnología nuclear tenga fines pacíficos

El ingeniero nuclear miembro de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA) de las Naciones Unidas, Pablo Adelfang, señala que este organismo garantiza que el uso y los fines de la tecnología nuclear sean pacíficos en el país que decidió ingresar a este campo pero siempre y cuando la nación lo solicite.

En esa línea, explica que si bien es importante prestar atención al desarrollo de las capacidades operativas y de tecnología en el proceso de consolidar el plan nuclear en Bolivia, también es primordial desarrollar en paralelo un regulador nuclear.

“El ente regulador nuclear es tan importante como el operador y sus capacidades técnicas tienen que ser del mismo nivel. Si no, no lo puede controlar. Todo el proceso cuando se llegue a un reactor nuclear -sea un reactor de investigación o de potencia- va a estar bajo la salvaguardia del Organismo Internacional de Energía Atómica, que garantiza que el uso que se haga de esa tecnología nuclear sea para fines pacíficos”, señala.

Adelfang llegó al país en noviembre pasado por una convocatoria de Gobierno después de que éste hiciera público su interés de acceder a la tecnología nuclear con fines pacíficos. “Yo trabajo en reactores de investigación y una de mis aplicaciones es justamente el desarrollo de recursos humanos”, indica en entrevista concedida a ATB.

El experto señala también que lo primero que se necesita para iniciar con el plan de energía atómica es infraestructura y “en todas las infraestructuras lo primero que se necesitan son recursos humanos”.

A esto agrega que en el caso de Bolivia, se debe iniciar con la formación de todos los recursos humanos, “o sea, que hay que empezar de cero y este proceso va a tardar entre siete y 10 años”.

Adelfang es enfático en afirmar que OIEA “no promueve, no fuerza, no propagandiza, pero si hay una decisión soberana de un país de entrar a la tecnología nuclear y pide asistencia al OIEA", ésta atenderá y cuidará que se apliquen en todo caso los estándares de excelencia de seguridad mundiales.

Proceso largo

El experto en energía atómica de la ONU añade que no se puede implementar un programa nuclear de la noche a la mañana.

“Como toda tecnología puede aplicarse para el bien o puede aplicarse para el mal. En consecuencia si la voy a aplicar para el bien que es la única manera que concibo que se puede aplicar en un país como Bolivia y es como fue anunciada en ese caso, hay ventajas si se aplica con seguridad con las prácticas mejores, las prácticas de excelencia y con un programa de la implementación de la infraestructura necesaria y adecuado”.

El especialista agrega en la entrevista que si existe una contradicción en Bolivia al impulsar un desarrollo nuclear y por otra parte defender los derechos de la madre tierra, eso lo debe resolver el mismo país. Sin embargo, adelanta que la decisión que tome el Gobierno, sea cual fuere, será apoyada en todo el proceso por la OIEA.

Rechazo a central nuclear

Ambientalistas de Bolivia y de distintos países enviaron una carta al presidente Evo Morales en rechazo a la construcción de una central nuclear en Bolivia asegurando que era una decisión “muy equivocada”.

La carta detalla ocho puntos que en resumen habla de que nadie sabe con precisión los costos para desmantelar una central nuclear, quizás comparables a los de su construcción; además nadie ha encontrado una solución para los desechos radiactivos.

Los costes necesarios para encaminar un programa nuclear son muy superiores a los de cualquier otro aparato energético, un reactor nuclear de potencia ronda hoy entre los 8-10 mil millones de dólares.

La seguridad de una central nuclear es un mito. Lo nuclear está peligrosamente sometido al riesgo de atentados terroristas, y comporta una militarización del territorio. Hay una unión estrecha y no eliminable entre nuclear civil y militar.

Las condiciones materiales y las técnicas de base son las mismas; el plutonio es el “explosivo” nuclear ideal, y es producido en cadena durante la reacción en un reactor.

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