martes, 2 de diciembre de 2014

La tecnología de gasificación permite que con dos toneladas de desechos se generen entre 10 y 20 kilovatios de energía.

La búsqueda de una solución para deshacerse de la basura de una forma responsable y amigable con el medio ambiente llevó a Marcelo Bascopé, un químico cochabambino, a diseñar una planta de gasificación que puede ser alimentada con basura de todo tipo, desde las más toxicas hasta las biodegradables, las cuales, después de un proceso, pueden dotar más beneficios, incluso producir energía.

“Nos dimos cuenta de que podemos aprovechar la basura en general porque tiene bastante energía acumulada”, explica Bascopé, director General del Centro de Investigaciones Químicas (CIQ) SRL.

Aunque esta tecnología es conocida en el mundo desde hace más de 60 años, en Bolivia no llegó a aprovechársela, lo cual es un desperdicio tomando en cuenta que además de hacer un tratamiento responsable de la basura, se puede lograr energía e incluso un tipo de abono.

Por lo mismo, después de una serie de prácticas y ensayos, el CIQ el pasado fin de semana presentó este proyecto a las autoridades de Vacas en Cochabamba, con el objetivo de convertir a este municipio en una población modelo en cuanto al tratamiento de basura, tal vez único a nivel nacional.

La idea es que se pueda interceder de forma rápida en un municipio que se está iniciando en la problemática de la basura y que no cuenta con un sistema adecuado de recojo o tratamiento.

El oficial Mayor de ese municipio, Ray Martínez, declaró haber quedado sorprendido con la propuesta y dijo estar predispuesto a llevarla adelante siempre que haya un estudio previo de factibilidad, un proyecto que detalle todos los pormenores incluyendo el presupuesto para su implementación y principalmente los beneficios.

“Estimamos que con una producción diaria de una o dos toneladas de basura se puede alimentar un generador que tiene entre 10 a 25 kilovatios”, explica Bascopé asegurando que esta energía podría utilizarse en la electrificación de unidades educativas, centros de salud o alumbrado público, que actualmente representan un enorme gasto público.

“Nadie le presta atención. Este tema de basura es integral, daña todo y veo que se puede avanzar en Vacas”, agregó el Oficial Mayor.

Bascopé insiste en que lo que se plantea es una idea alternativa al relleno sanitario. Utilizar la tecnología de la gasificación para el tratamiento de residuos sólidos básicamente con la instalación de un punto verde donde se lleve adelante la recepción de la basura, el tratamiento y almacenamiento.

Se aprovecharían los cuatro grupos de basura: reciclables, biodegradables, descartables e incluso los peligrosos, que son generados por los centros de salud.

Tecnología de gasificación

El director del Centro de Investigaciones Químicas (CIQ), Marcelo Bascopé, explica que en un proceso de gasificación lo que se hace es descomponer a temperaturas altas todo lo que es materia orgánica, pero evitando que ingrese el oxígeno. De esta forma, la destrucción térmica concluye en gases combustibles.

Bascopé señala que para el tratamiento de una tonelada diaria de basura sólo se necesitaría un espacio de 200 a 500 metros cuadrados de terreno, el cual se denominaría punto verde y que se convertiría en un centro de acopio, reciclaje y procesamiento de la basura.

Para una planta que produciría unos 50 kilovatios de energía, se necesitaría una inversión de 100 a 150 mil dólares.

Una tonelada de basura en productos finales desecha básicamente agua, dióxido de carbono y lo que son las cenizas, que es menos del 10 por ciento del volumen. Es lo que produce la energía.

A esto se suma que una tonelada de basura procesada termina en menos de un kilo de material inerte que servirá de combustible para alimentar a la planta de gasificación y que puede ser acumulable, con la ventaja de que no despedirá olores ni contaminará el medio ambiente.



Trayectoria

• El Centro de Investigaciones Químicas se creó en 2007 por iniciativa de un grupo de investigadores químicos que desarrollaban actividades en la universidad. Sin embargo, por la burocracia y falta de apoyo, según explican, los emprendedores pasaban más tiempo en papeleos que en los laboratorios.

• A la fecha, CIQ funciona en el municipio de Quillacollo y está integrado por 14 personas, ocho como personal permanente, pero regularmente recibe estudiantes que tienen iniciativas o ideas para iniciar una investigación.

• “Orgullosamente podemos decir que hasta el momento hemos ganado tres concursos de ideas emprendedoras y tres empresas que nacieron en este laboratorio se han independizado”, destaca el director General del Centro de Investigaciones Químicas, Marcelo Bascopé.



En crecimiento

El Centro de Investigaciones Químicas, en la actualidad, es considerado una mediana empresa. Sin embargo, con la inversión realizada en sus laboratorios y otros ambientes, sus propietarios tienen las perspectivas de crecer, incluso tener una oficina en Santa Cruz.

“En Bolivia, la investigación siempre ha estado en segundo lugar. Nosotros creemos que la investigación puede solucionar los problemas en el país”, dice su gerente, Marcelo Bascopé.

La inversión del laboratorio está valuada entre 4 y 6 millones de dólares, tomando en cuenta que se equipó con instrumentos de segunda mano.

“Creemos que implementar un presupuesto de este tipo está por encima de los 10 millones de dólares”, agrega.

Según Bascopé, el emprendimiento se logró gracias a la confianza de sus hermanos quienes lo apoyaron económicamente para arrancar hace más de 10 años.

"Los profesionales que trabajan conmigo son químicos. Bolivia necesita químicos".

Asegura también que la investigación genera más dinero del que se cree porque en realidad es el punto de partida para la creación de nuevas empresas en Cochabamba y en el país. "Eso es lo que estamos haciendo con el CIQ, estamos motivando en el tema de creación de nuevas empresas", concluye.

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