domingo, 11 de enero de 2015

Construir una planta nuclear sin tener uranio en Bolivia sería un error enorme’

Oscar Morales. El ex Gerente General de la Empresa Nacional de Electricidad y experto internacional en temas energéticos habla sobre el proyecto nuclear boliviano, que este año se inicia con el manejo virtual de un reactor, una iniciativa compartida con Cuba y Ecuador, y asesorada por la Organización Internacional de Energía Atómica. El sucrense prevé la necesidad de posibles cambios en la Constitución Política del Estado, q

— ¿Por qué es o no necesario que el Gobierno impulse un proyecto nuclear en el país?

— Es necesario, porque en Bolivia, pese a las fallas de algunas empresas extranjeras, la industria está creciendo y se está desarrollando de una manera seria (...). Eso significa que la demanda de energía será mucho mayor en el futuro.

— ¿No se puede atender esa mayor demanda con fuentes convencionales o alternativas?

— Las energías no convencionales, como la solar y la eólica, tienen un gran potencial, pero tienen costos altos y grandes problemas para su aprovechamiento, porque hay épocas del año en que los rayos del sol y el viento no son tan intensos como para ayudarnos a producir electricidad. Por eso deben complementarse con energías tradicionales para poder sostener el crecimiento de la demanda y evitar los baches que causan racionamientos. El problema de las energías convencionales, a su vez, es que son cada vez más costosas y más escasas. Los excesivos costos causaron el cierre de las plantas de generación de electricidad a vapor; eso también pasó con el diésel y pasará con el gas con el transcurso del tiempo, además de que son métodos de producción de electricidad que afectan al medio ambiente. En cambio, la energía atómica está dirigida a evitar que haya contaminación ambiental. Sobre la energía hidroeléctrica, antes se usaba el agua para beber, regar y producir energía, pero resulta que ahora somos muchísimos más y necesitamos muchísima agua para beber y es cada vez más prioritario regar (los cultivos) para reducir el hambre en el mundo. Además, la generación de electricidad con agua ha quedado en segundo plano en esta época, en la que la gente ya no quiere perder sus terrenos de producción para que se puedan construir las grandes presas y los lagos que alimentan las plantas eléctricas. Sin embargo, esto no quiere decir que hay que desechar todas esas posibilidades. El desarrollo energético tiene que aglutinar todas esas fuentes de energía, pero todas a su tiempo y dándole espacio al desarrollo de la energía nuclear.

— ¿Cuáles serían las fases y el tiempo de implementación de un proyecto nuclear?

— El desarrollo en el país de una planta atómica ha de tomar muchos años. Hay que pasar por las fases de: preparación de personal, organización de la estructura, investigación de la mejor solución y alternativa, y la ejecución.

— Aparte del financiamiento, la obtención de la tecnología y la formación de personal, ¿cuál es el principal problema que puede encarar el proyecto?

— No tener combustible, pero eso me parece un poco difícil porque aquí se están descubriendo fuentes de uranio. NdE. Hasta hoy, el Gobierno solo identificó la presencia de uranio en el país, no hay información nueva sobre la cantidad de reservas del mineral radiactivo que, según estudios previos de Sergeotecmin, tiene una ley baja y “no es comercial ni potencialmente explotable” . Construir la planta sin tener la materia prima sería un error enorme, sería como hacer una planta de gas sin gas, y habría que importar el combustible, que no es fácil de conseguir. También está el riesgo de que el proyecto se quede a medio camino y eso depende mucho de la organización.

— Por otro lado, Fukushima se ha convertido en una clara muestra de los riesgos...

— El tema de la energía atómica se ha vuelto un tabú desde (el accidente en la central nuclear de) Fukushima (en Japón, que fue afectada por el terremoto y tsunami de 2011). El hecho ha provocado mucho temor de tener una instalación atómica, pero hay que tomar en cuenta que Estados Unidos, China o Rusia no se han quedado en la etapa de Fukushima, sino que a partir de eso han seguido desarrollando la energía atómica. Lo que ha pasado en Fukushima ha sido una espantosa falta de previsión por parte de los operadores americanos de la planta (...). Por eso se está investigando, para seguir mejorando los apoyos y la seguridad (...). Siempre hay riesgos en la generación de energía nuclear, pero diría que nunca hay que temer a la tecnología cuando es bien transmitida.

— El tratamiento de residuos será otro tema fundamental...

— Los estudios buscan garantizar la seguridad. Se desarrollaron y se están desarrollando mejores formas de guardar los residuos para que no afecten al medio ambiente. Cada vez hay un mayor aprovechamiento de la materia prima (...). Antes, las plantas atómicas usaban el 1% de las barras de uranio enriquecido que las alimentan. Hoy, la China ha llegado a utilizar el 60% gracias a este proceso de mejoramiento, con el que ha aumentado su reserva de uranio de 7.000 a 60.000 años. Eso quiere decir que los residuos son cada vez menos peligrosos. Los países desarrollados que nos pueden ayudar no van a parar ahí, sino que van a continuar investigando hasta que las nuevas plantas aprovechen el 97 o 98% del uranio.

— ¿El desarrollo del proyecto requerirá también de un nuevo marco legal? ya que la Constitución (de 2009) prohíbe la internación, tránsito y depósito de residuos nucleares en el país.

— Claro, o habrá que adaptarla. Sin embargo, creo que el objetivo de ese artículo (349) era evitar que los países desarrollados nos traigan sus residuos radiactivos. El proyecto boliviano es reciente.

— Se ha adelantado que el excedente de electricidad generado por este proyecto se destinará a la exportación, ¿existirán mercados para esta energía? tomando en cuenta que cada país también está desarrollando su propia matriz energética.

— No creo que se vaya a exportar. Lo que sí veo en Latinoamérica es la tendencia de conectar los sistemas de interconexión de los países con el objetivo de intercambiar energía, o sea, que un país pueda recibir electricidad de otro cuando tenga problemas de generación. Es un apoyo mutuo regional.

— ¿La comunidad internacional apoyará el proyecto boliviano, no le pondrá trabas?

— Ningún país tiene que pedir permiso para desarrollar sus actividades atómicas. Bolivia ha demostrado ser un país pacifista en todo sentido y no hay ningún temor de que su industrialización esté dirigida a activos de guerra. El objetivo es solo producir electricidad. El país tiene que crecer como mejor le parezca y no debería tener ningún problema en desarrollar su proyecto, como no lo han tenido ni Brasil ni Argentina.

Perfil

Nombre: Óscar Morales Mansilla

Nació: 15-09-1931

Profesión: Ingeniero, mecánico y electricista

Cargo: Especialista en temas energéticos

Una vida dedicada a la energía

Nació en Sucre, obtuvo su bachillerato en el Colegio Nocturno Bolívar de La Paz y se tituló en la Universidad Nacional de la Plata (Argentina). Trabajó en la Fábrica de Cemento Viacha y en la división de energía de la Corporación Boliviana de Fomento. Desde 1964 hasta 1976 trabajó como coordinador, subgerente de operaciones y gerente general en la Empresa Nacional de Electricidad (Ende). Posteriormente siguió colaborando con la estatal eléctrica y dirigiendo proyectos de organismos internacionales, como de Naciones Unidas, con la que realizó una cuantificación de todos los recursos energéticos de Bolivia.
ue prohíbe la internación y depósito de residuos nucleares en el país.

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