martes, 14 de julio de 2015

Energía eléctrica y nuclear en la última agenda de Evo y Cristina



La intensa actividad internacional del presidente Evo Morales en este mes de julio no ha acabado con el recibimiento al papa Francisco. Si a principios de mes mantuvo encuentros bilaterales con Perú y Paraguay, el miércoles 15 de julio le toca el turno a Cristina Fernández de Kirchner, quien lo recibirá en Buenos Aires.

Con Perú y Paraguay se firmaron acuerdos para distribuir Gas Licuado de Petróleo (GLP) en ambos países, garantizando un destino para la producción de la planta Separadora del Gran Chaco, donde se estima que diariamente, a partir del 20 de agosto se fabriquen 1.500 toneladas diarias. Con Argentina también se tiene previsto alcanzar algún acuerdo en este sentido, pero la mayor parte de los acuerdos se centrarán en el tema energético, como señaló el ministro de Hidrocarburos, Luis Alberto Sánchez.
La visita de Evo Morales será la última a Kirchner en la Casa Rosada, al menos de momento, luego de una larga relación entre los dos gobiernos de corte bolivariano. La exportación histórica de gas a Argentina se vio fortalecida a principios de este siglo, incluyendo gestos solidarios. La relación entre los Kirchner y Morales permitió corregir algunos detalles perjudiciales en negociaciones anteriores. En 2006 se firmó un nuevo contrato de larga duración pactando un calendario de entregas que haría llegar a los 27 millones de metros cúbicos hasta 2025 pero que impedía, por ejemplo, aumentar volúmenes hasta que entrara en operación la planta separadora del Gran Chaco (prevista para 2009), que además debía financiar la empresa argentina Enarsa. A la larga no se cumplieron los acuerdos; hoy Argentina es la segunda gran compradora de gas boliviano, por encima de los 15 millones de metros cúbicos (la mitad que Brasil) pero a un precio sensiblemente superior. La planta separadora entrará en funcionamiento en agosto. La mayor parte de este gas se suministra desde el campo tarijeño de Margarita que explota Repsol, que hasta la nacionalización de YPF en Argentina era también la que recibía el gas rico al otro lado de la frontera.

Electricidad
Si bien el tema gas es uno de los inevitables, no ocupará un lugar extraordinario en la agenda, ya que desde hace al menos tres años, Argentina y Bolivia han estrechado lazos para fomentar el intercambio de electricidad. De hecho fue en Tarija donde se firmó en mayo de 2013 un memorándum de entendimiento entre los principales espadas del gobierno boliviano, Álvaro García Linera incluido, y el todopoderoso ministro de Planificación argentino, Julio de Vido.
El acuerdo incluía el desarrollo de la energía nuclear con fines pacíficos que posteriormente fue anunciado con bombo y platillo por el presidente Evo Morales en la Cumbre para la elaboración de la Agenda 2025 en materia de Energía e Hidrocarburos que se realizó en el mismo hotel Los Parrales. Argentina, con tres reactores en marcha, es uno de los pocos países sudamericanos que ha apostado por este tipo de energía eficiente y barata pero controvertida por su peligrosidad.
Argentina, a pesar de la crisis, sigue viendo crecer sus índices de demanda de electricidad muy por encima de lo que planificado por lo que, mientras se ponen en marcha algunos de los proyectos energéticos anunciados, también a partir de la explotación en Vaca Muerta, el gobierno de Kirchner ha apostado por la importación.
En ese sentido el ministerio de Hidrocarburos boliviano y De Vido ya han previsto incorporar hasta 500 megas producidos en Bolivia a la red argentina y para ello se construirá la línea de alta tensión entre Yaguacua (Villa Montes) y Tartagal (Salta). La mayor parte de esta electricidad se prevé aportarla desde las hidroeléctricas y la termoeléctrica del departamento de Tarija.

A cerrar apoyos en torno al mar antes del Mercosur

El presidente Evo Morales tiene previsto participar en la inauguración de la estatua de Juana Azurduy que sustituirá a la de Cristóbal Colón en los jardines de la Casa Rosada en Buenos Aires en un importante cambio de paradigma que ambos mandatarios comparten. La ocasión es propicia para que Morales firme otro apoyo por parte de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner a la demanda marítima y la situación de enclaustramiento que Chile infringe a Bolivia. Fernández de Kirchner, próxima al ideario de Morales, no se presentará a las próximas elecciones que se celebrarán a finales de año por lo que el “probable incidente diplomático” que se pueda suscitar tendría otro cariz. Argentina y Chile comparten un extenso y complicado pasado institucional.
En el mes de julio Morales ha cosechado el apoyo muy explícito del presidente peruano Ollanta Humala, que motivó la reacción airada del canciller chileno Heraldo Muñoz y suspendió una cumbre bilateral con la presidenta Michelle Bachelet. Después se sumó el apoyo también bastante explícito de Paraguay, con quien se comparte la situación de mediterraneidad y que también sorprendió a Chile al tratarse de un gobierno conservador no afín a Morales. Después vino el lapidario apoyo del papa Francisco quien pidió “diálogo, diálogo” en el tema marítimo, lo que en esencia es un apoyo explícito a la demanda boliviana en La Haya que pide que la Corte obligue a abrir un diálogo para alcanzar una solución definitiva sobre el acceso soberano.
Todo esto sucederá en la previa a la Cumbre del Mercosur en Brasilia del jueves y viernes en el que los socios (Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Venezuela) aceptarán el ingreso definitivo de Bolivia en el organismo.

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