domingo, 12 de julio de 2015

La energía solar ya no es sólo un sueño

Con mayor frecuencia, y sobre todo en cada encuentro binacional, se establecen acuerdos en el campo de la generación de energía eléctrica. En Bolivia ya se habla de exportar los excedentes a naciones que tienen una gran –y casi ilimitada- demanda, como Brasil y Argentina.
Hay planes ambiciosos, ciertamente, pero todos a partir de las fuentes tradicionales de generación de electricidad: más termoeléctricas, más hidroeléctricas. E inclusive se ha anunciado el montaje de un complejo nuclear a partir de 2025, con una inversión de al menos 2.000 millones de dólares, uno de cuyos componentes -tiene otras aplicaciones- producirá energía eléctrica.
Según las estadísticas gubernamentales, la demanda llega a 1.300 megavatios (MW), como promedio mensual, en tanto que la oferta suele oscilar entre 1.500 y 1.600 MW.
La energía eléctrica fluye por el Sistema Interconectado Nacional (SIN), que abastece a Cochabamba, Santa Cruz, Oruro, Potosí y Chuquisaca. Esta red se extiende más de 1.900 kilómetros y cubre la parte central y sur del país. Las zonas norte y oeste están desconectadas y reciben energía de sistemas aislados.
¿Y la energía alternativa? El Gobierno dio señales de apertura, pues se han promovido experiencias aisladas. Pero, ¿es posible pensar en que, por ejemplo, la energía solar puede ser un significativo aporte al SIN? La subsidiaria de la empresa S2e en Bolivia asegura que eso es factible.
Las granjas solares
S2e es una compañía canadiense que promueve negocios en torno a la industria fotovoltaica.
Hasta hace unos años, la generación solar no iba más allá de las experiencias aisladas, pero el representante de S2e en Bolivia, Óscar Angulo, afirma que el panorama está cambiando.
"El Gobierno se está abriendo a escuchar y entender estas iniciativas de energía alternativa, especialmente la solar, y queremos acompañar esa voluntad con transparencia, tecnología, conocimientos y formación con valor agregado”, afirma el ejecutivo.
La energía solar, ¿no era para experimentos escolares y para darse cierta aura ecologista frente a los cambios ambientales que causan otras fuentes generadoras?
Esa etapa, según lo que señala Angulo, está ampliamente superada.
El empresario resume así la evolución de la industria de generación fotovoltaica: en los 80, no todos podían darse el lujo de comprar discos compactos (CD), porque eran costosos; sin embargo, ahora son accesibles y están a disposición de todos. Pues bien, "eso sucede en la industria fotovoltaica, porque los costos de la tecnología ya son competitivos”, asegura.
S2e opera en toda la cadena de generación solar. Fabrica celdas fotovoltaicas y además ha ingresado en la producción de energía, mediante la creación y montaje de plantas o granjas solares; no sólo está en condiciones de construir estas centrales, sino también de operarlas e incluso de vender la energía que producen. Y puede efectuar estas tareas ya sea para el Estado o para una empresa privada, porque hay países en los que el sector eléctrico está bajo el control del capital privado.
"Lo esencial es que esta empresa (S2e) ha desarrollado sus capacidades de negocios en energía fotovoltaica en proyectos vinculados a los sistemas interconectados, pues no trabaja con sistemas aislados y tiene una capacidad de construcción desde 20 MW hasta 100 MW y mucho más”, asegura Angulo.
En Bolivia, las experiencias en energía alternativa no superan los cinco MW. En Cobija opera una pequeña planta que aporta energía eléctrica a esa región, pero está aislada; si bien evita más gastos en diésel subvencionado, no tiene la escala como para contribuir con su producción al SIN.
"No estamos aprovechando la tecnología y las capacidades que actualmente hay en el mundo para trabajar con granjas solares conectadas al sistema”, afirma Angulo.
En Bolivia
Entonces, ¿la energía solar ya no es una alternativa externa a los grandes sistemas interconectados? ¿Qué ha contribuido a que se desarrolle esta tecnología?
Uno de los factores más determinantes fue la nueva normativa medioambiental y tributaria en los países desarrollados, que incentiva la sustitución de las fuentes tradicionales de generación de energía eléctrica, como el carbón, la nuclear e inclusive la que opera con gas natural, por otras opciones más ecológicas: la eólica, la solar o la de biomasa (por ejemplo, el uso del bagazo o restos vegetales de la caña de azúcar).
S2e, en alianza con la coreana Samsung y otros socios tecnológicos y financieros, conformó Canadian Solar, la empresa más grande del rubro, que tiene su sede en Ontario, Canadá; es un país que no se caracteriza precisamente por contar con lo que se denomina ahora recurso solar.
"En cambio, en Bolivia sí tenemos ese recurso solar. La tecnología de 2Se se adecúa totalmente al territorio boliviano, porque en cualquier parte se puede instalar una planta de energía solar, aunque vinculada siempre al SIN”, explica Angulo.
La tecnología de estas plantas es tal que son móviles y desmontables. Las áreas más recomendables para instalar granjas solares están en Potosí, Oruro, el sur de La Paz, el sur de Cochabamba, Chuquisaca y Tarija.
En estas regiones la radiación solar es permanente durante todo el año, lo cual equivale a decir que se cuenta con un recurso casi inagotable.
En Ontario actualmente está en construcción una planta de 100 MW, que cubre una superficie de 300 hectáreas y que consta de 450 mil paneles solares.
"En Bolivia no afectaría ni a la fauna ni a la flora, porque los paneles se construyen sobre el aire y además son móviles, porque si algún día se la quiere desmantelar, te la llevas a otro lado, no hay mucha infraestructura de cemento o de contaminación, es la más eficiente en el tema energético”, explica Angulo.
El costo de oportunidad
En un país en el que casi el 60% de la energía eléctrica se genera en turbinas que funcionan a gas natural, se crea un costo de oportunidad, porque el precio del energético es subsidiado (es más barato para las termoeléctricas que el de exportación); ese combustible podría ser vendido a los mercados de Brasil y Argentina.
La turbina de mayor capacidad produce, en el país, 50 MW, pero una granja solar puede aportar más 100 MW.
"Entonces es muy fácil, y en corto tiempo, sustituir las turbinas de gas por plantas de energía solar, sin perder la misma capacidad”, afirma Angulo. Una planta de 100 MW podría abastecer la demanda de energía eléctrica de Potosí y Oruro.
En la actualidad el costo de la generación solar se sitúa por debajo de la eólica, nuclear, geotérmica, a carbón e incluso al propio gas. Es comparable con la generación hidroeléctrica o la del ciclo combinado.
La inversión en una granja solar de 100 MW oscila entre 50 y 80 millones de dólares, pero es un monto menor con respecto al costo de oportunidad del gas subsidiado para las turbinas.
Ahora bien, ¿es posible ese cambio de matriz generadora de energía eléctrica? "Para que ingresen las energías alternativas se necesita una decisión política. Y puede ser posible si se obliga a que un porcentaje creciente, en el transcurso del tiempo, sea de fuente alternativa”, explica el ejecutivo.

Mientras que los recursos no renovables, como el gas y el petróleo, se agotan, las granjas solares podrían ser una excelente alternativa a esa constante declinación.

S2e llega con know-how integral

El representante de la compañía canadiense S2e en Bolivia, Óscar Angulo, dice que esta tecnología puede ser transmitida al país. La llegada del know-how en generación solar es integral, porque, de montarse una granja de 100 megavatios (MW), también se tendrían que formar recursos humanos para la operación, en una primera etapa en Canadá, pero después en las universidades públicas y privadas.
En las pasadas elecciones subnacionales, los candidatos se refirieron a las comunidades inteligentes o smart communities, que se caracterizan por el uso eficiente de la energía. ¿Y qué mejor que se disponga de la tecnología solar para que sean autosostenibles.
La energía solar, además de ser ecológica, podría inclusive representar la semilla de un cambio cultural mucho más profundo.

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