Cambia las bombillas tradicionales por focos led o ahorradores, que tienen mayor durabilidad y menor consumo (se reduce en un 45% aproximadamente el gasto).
Desenchufa los artefactos eléctricos que no estén en uso, pues de lo contrario igual consumen energía. Si eres constante con esto, tu factura puede reducir incluso en un 10%.
Es muy común dejar las luces de diversos ambientes encendidas; si no hay nadie en el lugar, apágalas. Convierte esta práctica en un hábito. Enciende el interruptor solo si hace falta.
Por seguridad, en áreas como la puerta de ingreso, pasillos o gradas, instala lámparas con sensores o temporizadores que permiten programar el encendido y apagado automático.
En temporadas como primavera y verano reduce al mínimo el consumo de energía. Entre las 07.00 y las 18.30, aproximadamente, aprovecha al máximo la luz que proporciona el sol.
Y cuando lleguen el otoño y el invierno sella puertas y ventanas de la casa, así evitarás que el frío penetre al interior y se generará una climatización agradable de los ambientes.
Que tu baño en la ducha no se convierta en una eternidad. Bastan siete minutos para asearte y refrescarte y así ayudas a reducir el consumo de electricidad y a la vez de agua.
Recuerda, artefactos como la ducha, el calefón, la plancha, la secadora y la plancha para cabello y otros que generan calor son los que más consumen energía. Sé ahorrativo.
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