La opción de la energía solar

Antes, la generación solar no pasaba de ser un buen e idílico proyecto siempre a futuro. Sobre todo por sus elevados costos, que ni siquiera eran comparables con los de otras fuentes de generación, por supuesto que mucho más
contaminantes e inclusive que dejan serias alteraciones ambientales. O que funcionan con recursos no renovables como el gas o el diésel como insumos para la obtención de la energía que demandan las concentraciones urbanas.
Sin embargo, la tecnología de generación solar ha llegado a un punto tal que hoy no sólo compite sino que incluso supera a otras fuentes, como explica la firma canadiense S2e.

¿Qué es lo que ha impulsado este sorprendente avance en la industria de la generación de energía eléctrica? En primer lugar, la normativa de las naciones desarrolladas, que incentiva la sustitución gradual de fuentes tan contaminantes y riesgosas como la nuclear o la que usa el carbón como insumo, entre otras. Mientras menos riesgosa, en términos ambientales, sea la obtención de energía, gana un Estado. Lo cual también implica un uso eficiente de la energía. Gracias a esta sana tendencia se ha desarrollado la tecnología solar.

Si antes una granja con células fotovoltaicas era onerosa, en la actualidad es económica. En Bolivia, una planta de 100 megavatios, que abastecería a Potosí y Oruro, implicaría una inversión acaso menor que el costo de oportunidad del gas subsidiado que consumen las termoeléctricas y que podría ser exportado a los mercados de Brasil y Argentina.

Y lo mejor es que se dispone de regiones con un elevado potencial del llamado recurso solar, casi ilimitado.
¿Por qué no abrirse a esta tecnología? En cualquier caso, no es riesgosa como la nuclear que espera instalar el Gobierno hasta 2025, cuando los países desarrollados, en cambio, luchan por eliminar estas plantas de generación. Para ese fin, se precisa una decisión política. Y si el Gobierno cuida a la Madre Tierra, entonces es hora de innovar y considerar en serio a la tecnología solar.