Una parte de la compensación por la nacionalización de Guaracachi, que pide Rurelec PLC al Estado boliviano en su demanda de arbitraje, incluye 5,7 millones de dólares por los ingresos que dejó de percibir la empresa debido a la fijación de tarifas de generación fuera de su costo real.
“Al modificar las normas regulatorias referentes a los precios spot, Bolivia vulneró la estabilidad y previsibilidad del marco legal, con lo que frustró las expectativas legítimas de GAI (Guaracachi America Inc) y Rurelec”, afirma el escrito de demanda que Rurelec PLC presentó el 2 de marzo ante la Corte Permanente en La Haya, donde exige una indemnización de 142,3 millones de dólares por sus inversiones en Guaracachi.
El precio spot, explica el experto Enrique Gómez, es un pago para las generadoras que “se fija cada 15 minutos, de acuerdo a la unidad que en ese momento está produciendo energía a mayor costo”.
Las expectativa de ingresos de Rurelec fue perjudicada porque “hasta 2008 todas las unidades técnicas eran candidatas a ser seleccionadas como unidad marginal. En agosto de 2008 la Resolución SSDE 283 excluyó a todas las unidades a combustible líquido –que eran las que tenían mayores costos marginales– como potenciales candidatas a unidad marginal, lo que redujo de forma artificial los precios spot cuando se despachaba a estas turbinas”, señala la demanda.
Para Rurelec esa forma de fijar importes hace que las empresas más eficientes pierdan parte de su margen de ganancia, porque reciben precios spot inferiores por la electricidad y sus ingresos disminuyen.
Precio afecta más a hidroeléctricas
Según el analista en electricidad Enrique Gómez, la forma actual de fijar los precios de la generación de energía eléctrica ocasiona que las termoeléctricas tengan rentabilidad baja y que las hidroeléctricas incluso tengan pérdidas.
“El Gobierno artificialmente pone un precio bajo al gas natural que vende a las empresas generadoras, 0,30 bolivianos el pie cúbico. Si no hubiese eso, el costo marginal que determina el precio spot subiría mucho y eso beneficiaría a las centrales hidroeléctricas”.
Según Gómez, en 2008 por la creciente demanda de energía se comenzó a utilizar unidades que daban energía muy cara, como las que hay en Sucre y Trinidad, que usan diésel; “entonces la Superintendencia decidió no tomar en cuenta sus precios porque creía que su uso era eventual, pero los contratos con las generadoras indican que se fija el costo marginal tomando en cuenta todas las unidades”.
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