La enésima derrota de Lino Condori en La Paz deja a la Gobernación en una difícil encrucijada con demasiados matices políticos. La negativa de la Autoridad de Electricidad de aceptar la “chapucera” ley, cómo reconocen oficialistas y opositores, aprobada por la vía de urgencia para estabilizar la empresa de Servicios Eléctricos de Tarija (Setar) y evitar la intervención estatal la ha dejado al borde de la misma.
La intervención se realizará, como pronto, el próximo lunes, puesto que el reglamento de intervención prevé una notificación con cinco días de antelación y la Gobernación baraja estrategias de movilización que obliguen al Gobierno a cambiar su posición. Estrategias que de antemano se ven poco fructificables, primero porque la primicia nacional anda ocupado en el conflicto minero de Colquiri o la Expocruz, y segundo, porque se ve poco probable que la Gobernación de Condori imprima la belicosidad necesaria que haga a sus jefes cambiar de opinión.
El contexto parece propicio, con opositores como el asambleísta Jhonny Torres, la diputada María Elena Méndez o el cívico Walter Mogro convocando a la tarijeñidad a resistirse a la inevitable intervención, en comunión con lo que expresan desde Condori hasta el gerente de Setar, Jorge Cabrera. Una unidad departamental que no se veía desde los días previos a la cumbre de Santa Cruz por la Defensa del Megacampo Margarita y que acabó con resultados altamente negativos. Al igual que en el caso de Margarita, ambos bandos, pese a verbalizar causas comunes, se acusan entre ellos de haber propiciado la intervención.
ENDE prevé invertir en unidades de generación en Tarija para generar 31 MW; así como una Planta Termo Eléctrica que proveerá 120 MW desde el Chaco con una inversión de 109 millones dólares.
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