martes, 3 de mayo de 2011

Hoy más que nunca los ciudadanos piensan "vivir en verde"

El 20 por ciento de la energía que consuman los europeos en 2020 tendría que provenir de fuentes limpias. Los altos índices de dióxido de carbono en las ciudades y la crisis nuclear de Fukushima han hecho saltar todas las alarmas. Hoy más que nunca pensamos en vivir en verde.

Hasta el pasado mes de marzo, cuando el día 11 tembló Japón y sus pueblos costeros quedaron devastados por una gran ola y la central nuclear comenzó a fallar, la energía nuclear vivía una época dorada, una más.

Los “pronucleares” habían ganado la batalla a los ecologistas, que pensaban en desastres, como el de Chernóbil. Sin embargo, la crisis de Fukushima, elevada ya al último escalón, ha hecho que los ciudadanos y sus gobiernos se replanteen la vida de las centrales y la necesidad ya de apostar por las energías renovables.

Tras la decisión el gobierno de Angela Merkel de cerrar siete centrales, la energía nuclear se encuentra en un standby que puede llegar a ser definitivo. La ciudadanía y los Estados, después de las bombas atómicas y el incidente de Chernóbil en los ochenta, asumieron que un accidente nuclear no sólo repercute en el país en el que se produce. Un incidente nuclear, como el ocurrido en Fukushima, va a tener consecuencias en todo el Planeta. Y la Tierra no “puede asumir la maduración de una tecnología, como la nuclear, a base de desastres”, según explican desde la Fundación Renovables. El ensayo con las nucleares parece que tiene que llegar a su fin.

Frente al peligro de la energía nuclear, a los efectos devastadores del dióxido de carbono y al posible peak oil del petróleo, una apuesta verdadera por la energía solar y la eólica, energías limpias en definitiva, sería la única manera de que nuestro Planeta sobreviva y las próximas generaciones tengan un mundo mejor en el que vivir.

Pero, esta apuesta por sí sola no es suficiente. Los ciudadanos y Gobiernos de todo el mundo tienen que hacer un esfuerzo más: contener el consumo energético. Coches, aviones, luces, ordenadores, aires acondicionados, televisiones, microondas… cada vez se crean más “necesidades”. Y se consuma más y más de energía.

Tan sólo la calefacción y la refrigeración de nuestros hogares y de nuestras oficinas representan casi el 50 por ciento de la demanda mundial de energía. Ésta es la pregunta del millón, ¿estamos preparados a reducir nuestro consumo? ¿El sistema capitalista, donde ganar y tener beneficios un año más que el siguiente, está preparado para reducir su gasto energético?

RETOS El Planeta no tiene mucho más tiempo para que la respuesta sea un rotundo sí. Existen diez retos que la humanidad tendrá que afrontar para mantener el planeta Tierra como nuestro hogar: Pensar a largo plazo y asumir las responsabilidad de nuestras acciones en el futuro; innovación, hay que invertir en nuevas tecnologías más limpias y apostar por las energías renovables; presión demográfica, el control de la población será fundamental para equilibrar las actividades humanas, la atmósfera y el clima; cambiar los estilos de vida, la calidad de vida no tiene que ver con el aumento del consumo, tener más coches, más casas, comer más…; cuidar la Tierra, la naturaleza, los árboles, los bosques, la vegetación… son fundamentales en la absorción de dióxido de carbono; instituciones fuertes, para que los pactos asumidos se cumplan; equidad, es necesario un pacto justo y sostenible para que nadie vea su desarrollo mermado; estabilidad económica, las dificultades económicas no pueden ser la excusa para que no se presten los apoyos necesarios a un cambio en la estrategia global sobre el desarrollo y el clima; estabilidad política, la seguridad no debe ser tampoco un elemento desestabilizador de la cooperación mundial para conseguir una estrategia común; y movilización social, aunándonos en una misma dirección para lograr cambiar la tendencia de destrucción por una de sostenibilidad y desarrollo global.

El progreso tecnológico, por una parte y el acelerado crecimiento demográfico, por la otra, producen la alteración del medio, llegando en algunos casos a atentar contra el equilibrio biológico de la Tierra.

No es que exista una incompatibilidad absoluta entre el desarrollo tecnológico, el avance de la civilización y el mantenimiento del equilibrio ecológico, pero es importante que el hombre sepa armonizarlos.

El Sol es fuente de energía  

La energía solar es la obtenida mediante la captación de la luz y el calor emitidos por el Sol.

La radiación solar que alcanza la Tierra puede aprovecharse por medio del calor que produce a través de la absorción de la radiación, por ejemplo, en dispositivos ópticos o de otro tipo. Es una de las llamadas energías renovables, particularmente del grupo no contaminante, conocido como energía limpia o energía verde. Si bien, al final de su vida útil, los paneles fotovoltaicos pueden suponer un residuo contaminante difícilmente reciclable al día de hoy.

La potencia de la radiación varía según el momento del día, las condiciones atmosféricas que la amortiguan y la latitud. Se puede asumir que en buenas condiciones de irradiación el valor es de aproximadamente 1000 W/m² en la superficie terrestre. A esta potencia se la conoce como irradiancia.

La radiación es aprovechable en sus componentes directa y difusa, o en la suma de ambas.

La radiación directa es la que llega directamente del focosolar, sin reflexiones o refracciones intermedias.

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