martes, 17 de noviembre de 2015

Historia de la energía nuclear en Bolivia

La energía nuclear es aquella producida a partir de minerales radioactivos (uranio, radio, thorio, polonio y otros). Sabemos que haciendo llegar partículas al núcleo de ciertos átomos se consiguen isótopos radioactivos, así por la fisión (escisión o partición, bombardeando con un neutrón) del uranio 236 se obtienen el uranio 235. En esta fisión se producen dos núcleos distintos y neutrones libres, que al incidir sobre otros átomos originan una reacción en cadena, la cual produce una gran producción de energía, llamada energía nuclear.

Se conocen más de 150 especies minerales portadoras de uranio y thorio, de las cuales alrededor de 60 corresponderían a compuestos secundarios de uranio, bien definidos.

De este conjunto, su naturaleza varía desde simples óxidos hasta compuestos de constitución muy compleja. Sólo un número reducido es el que tiene importancia comercial y estratégica.

De conformidad con su origen, los mi-nerales que nos ocupan se agrupan en:

a) Minerales primarios o hipogénicos: Entre estos tenemos:

Óxidos simples: Com-prenden la pechblenda y la uraninita, constituidas por uranio con participación variable de thorio, plomo y pequeñas cantidades de tierras raras.

Óxidos múltiples: Se caracterizan por ser porta-dores, en la mayoría de los casos, de tierras raras en combinación con tantalita y columbita con proporciones de titanio.

b) Minerales secundarios o supergénicos: Se originan por procesos de meteorización a partir de los compuestos primarios. Entre éstos tenemos los óxidos (gummita, becquere-lita, schoepita, curita, uranosphaerita y otros); fosfatos (autunita, metaautunita, torbernita, metatorbernita, ferrouranita, etc.); arseniatos (zeunerita, uranospinita); vanadatos (carnotita, tyuyamunita, uvani-ta); sulfatos (zippeita, johannita); carbona-tos (uranothallita, rutherfordina, schoe-ckingerita); silicatos (uranofano, sodita).

Antes de 1967, el gobierno boliviano de ese entonces, en razón de la importancia de la energía nuclear y de sus aplicacio-nes pacíficas, dispuso mediante Decreto Supremo la creación de la Comisión Boli-viana de Energía Nuclear (COBOEN), don-de uno de los autores del presente artículo tuvo el honor de trabajar y recibir algunas becas.

Posteriormente, Bolivia ingresó como país miembro del Organismo Internacional de Energía Atómica (O.I.E.A.). COBOEN, fue desde entonces el organismo rector en materia nuclear, a nivel nacional. Su misión señalada por ley le confió entre otros la organización de estudios y trabajos de pre-paración, prospección, evaluación, explo-tación, refinación, control, comercialización de minerales radioactivos, complejos y subproductos existentes en el país.

A partir de 1967, COBOEN inicia sus pri-meros trabajos contando para ello con asistencia de la misma O.I.E.A. Estos tra-bajos fueron realizados en condiciones técnicas y económicas precarias, situación que fue mejorando paulatinamente.

Luego, con el apoyo del gobierno boli-viano y la O.I.E.A. se formó personal espe-cializado, asimismo se recibió la visita de expertos en varias áreas y de esta manera COBOEN incursionó en el área de mate-rias primas, medicina, física nuclear y otros.

También con la colaboración de países amigos, los personeros de COBOEN reci-bieron capacitación mediante becas en materia nuclear.

COBOEN, mediante sus labores, determinó varias anomalías de minerales radioactivos en el paquete sedimentario del Terciario, situado en el Altiplano Boli-viano, como ser en la Zona de Chacarilla, Mina Amistad, Los Lípez, Collpani, Thola Palca, Huancarani; exploró y explotó des-de 1974 hasta 1983, U3O8 en la mina de Cotaje (límite en conflicto entre los depar-tamentos de Potosí y Oruro), de caracte-rísticas singulares, estableciendo en dicho depósito pequeñas reservas, ha-biendo obtenido en 1974, en forma experi-mental, en una planta piloto, 2 kilogramos de “yellow cake” (torta amarilla).

En la década del 80, AGIP (empresa ex-tranjera) conjuntamente con COBOEN rea-lizaron un estudio de evaluación de mine-rales radioactivos en Bolivia, cuyos resul- tados no fueron alentadores y de esta manera COBOEN se disgregó, pasando el área de materias primas (prospección, exploración y explotación) al Servicio Geo-lógico de Bolivia (ex-GEOBOL, ahora SERGEOMIN) y el resto de las áreas dio lugar a la creación del Instituto Boliviano de Tecnología Nuclear, donde uno de los autores del presente artículo realizó varias prácticas universitarias en el área agrícola en las instalaciones cercanas a Viacha, bajo el mando de docentes especializados en el rubro como el Dr. Vladimir Orsag Céspedes, Ing. Jorge Pascuali Cabrera y otros. Asimismo se tuvo el honor de tener como catedrático, en inolvidables clases de la Carrera de Medicina de la UMSA, al meritorio especialista en Medicina Nuclear, el Dr. Barragán, para luego aplicar dichos conocimientos con diferentes pacientes, en patologías tiroideas, oncológicas y otras.

IBTEN cuenta con instalaciones en la avenida 6 de agosto (San Jorge) de la ciu-dad de La Paz y con otra en los alrededo-res de Viacha, donde realizaba experi-mentos, analizando la dinámica del agua en los suelos altiplánicos y otros.

Cabe mencionar que el Proyecto Pre-cámbrico (Servicio Geológico de Bolivia-Servicio Geológico Británico), realizó in-vestigaciones entre los años 1976 y 1983 determinando la presencia de uranio, tho-rio y tierras raras, en el Escudo Precám-brico, más propiamente en el Cerro Mano-mó (Provincia San Ignacio de Velasco - de-

partamento de Santa Cruz).

Los minerales radioactivos tienen dife-rentes aplicaciones como ser en la fabrica-ción de bombas atómicas con fines bélicos, reactores nucleares para producir energía eléctrica, la “bomba de cobalto” para des-truir tejidos cancerosos, verificación del desgaste de un producto, trazadores que inyectados por vía intravenosa localizan obstrucciones, tumores y la conservación de carne, granos y otros.

Mundialmente, muchos países tienen centrales nucleares. También existe la mentalidad de evitar el uso de la energía nuclear por los problemas de descontrol que se producen, como en Chernóbil (Ucrania-Ex Unión Soviética) o el reciente-mente ocurrido en una planta de Japón (claro que el causante en este último caso fue un maremoto).

Hoy por hoy, en la utilización de minera-les radioactivos existe la susceptibilidad de la O.I.E.A. en relación a Irán que enriquece el uranio que poseen y que podría ser utilizados con fines bélicos. Tal vez el tabú que existe sobre la energía nuclear sea la fabricación de bombas atómicas.

Cabe recordar lastimosamente, la utiliza-ción de la energía nuclear en la fabricación de bombas atómicas, como ocurrió en el bombardeo por parte de Estados Unidos al Japón en las localidades de Hiroshima y Nagasaki en la II Guerra Mundial, hecho que dejó los peores precedentes hacia el rubro de la energía nuclear (claro está, que esa fue la única manera de detener parte de la II Guerra Mundial y la invasión de parte del Japón hacia varios países del Pa-cífico como por ejemplo Filipinas, Autralia y otros).

Recordemos que las bombas nucleares se han utilizado también como medios de disuasión o persuasión, ese fue el caso de la instalación de misiles nucleares de fabricación soviética en Cuba, a unos cien-tos de kilómetros de Estados Unidos, que iban a ser disparados, para seguramente destruir las principales ciudades norteame-ricanas, en caso de que Estados Unidos hubiese continuado con la idea de invadir Cuba, para de esta manera tratar de elimi-nar el régimen castrista (seguramente esta fue una de las razones para iniciar el tan mentado “bloqueo económico” con ruptura de relaciones diplomáticas, ¡una herida muy difícil de sanar!).

Y en contraposición la instalación de mi-siles nucleares norteamericanos, en forma de un escudo en Polonia, para tratar de destruir ciudades rusas. Estas últimas acti-tudes han sido las que han dado a la ener-gía nuclear una mala fama a nivel mundial, pero quién dijese, ¡fueron también las bombas atómicas las que han mantenido la paz mundial y el abuso del poder!.

Sin ir muy lejos, la Comisión Argentina de Energía Nuclear (CNEA) posee gran-des reservas de uranio y tiene una central nuclear en Atucha, en la ribera del río Pa-raná, Provincia de Buenos Aires, cuya energía es utilizada para la provisión de energía eléctrica a Buenos Aires. La cen-tral Atucha fue la primera en ser instalada en Latinoamérica, funciona con uranio argentino levemente enriquecido, su cons-trucción empezó en 1968.

Hace semanas atrás, el problema de la energía nuclear, volvió a tener relevancia pública y periodística, ya que se planteó construir un “centro de investigaciones nucleares” en Mallasilla (La Paz-Bolivia).

Así, se plantea ingresar en la “conser-vación de alimentos” (eliminación de bac-terias, huevos de parásitos e insectos) utilizando la irradiación (para lograr expor-tar alimentos inocuos, vale decir que no producen daño al consumidor), se plantea adquirir el tan ansiado “acelerador lineal” para mejorar el tratamiento del cáncer, ingresar en la investigación en el “rubro nuclear”, entre otros. ¡En buena hora!.

Desde aquella gran explosión (¿o implo-sión?), que relata La Biblia en ese primer segundo del Universo (Big Bang), en el que el responsable, pudo haber sido la energía almacenada en los núcleos de los átomos (o la conversión de la energía al-macenada en un gran Ser, convertida luego en materia), ha transcurrido mucho tiempo, y la Humanidad (entre los que se cuenta a Einstein) continúa asombrada, ante el poder de la energía almacenada en los núcleos, “la energía nuclear” y sus usos.

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